Las ferias de las ratas de la Seguridad del Estado contra Juan Carlos

Acabo de hablar por teléfono con Juan Carlos González Leiva. Me cuenta que desde esta mañana le han retirado  de las inmediaciones de su casa esa especie de rara feria represiva en la que últimamente se ha especializado  la KGB cubana.

Es increíble la entereza moral de Juan Carlos. Su voz sonaba tranquila, y no sólo hoy, sino incluso en una ocasión en que hablamos en medio de una de tales ferias, altovoces con música bailable y venta de cerveza en pipa(de barrill) incluidos. Un hombre solo, abogado de profesión, indefenso, pacífico no sólo por convicción, sino también por simple y llana fe cristiana, y encima de todo invidente, se enfrenta al castrismo y lo derrota ya, ahora mismo, agigantado ante la bajeza moral y la falta de ideales verdaderos, en un país que tiene como Dios a un Castro que apesta como un cadáver putrefacto que nunca tuvo ideas verdaderas, más allá de los lugares comunes del populismo y el antinorteamericanismo.

Hemos hablado, entre otras cosas, de amigos comunes, de Pedro Arguelles y  Antonio Femenía, todavía en prisión desde marzo de 2003, ambos en un mal estado de salud y casi olvidados por todos; por último, y antes de despedirnos, hemos hablado de Maritza, su esposa, que mientras estuvo preso fue su voz, sus piernas, sus manos y sus ojos, y a quien finalmente mandó al exilio en Miami, un privilegio que un hombre de su tamaño moral no concibe para sí. Será por eso que los perros de presa de la Seguridad del Estado(el fiscalito Erisnaldo, probablemente) no se atreven a ir más allá con él. Será por eso que le organizan con tanta frecuencia tales ferias represivas, movilizando a tanta gente contra un hombre solo.

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