miércoles, febrero 14, 2007

Maquiavélico...o simplemente castrista

Hace poco uno de los vicepresidentes del Instituto cubano del Libro hizo circular, entre una vasta lista de destinatarios, un email personal suyo al poeta Francis Sánchez Rodríguez, en el que, manejando datos que sólo puede manejar en Cuba un funcionario cultural de su rango, le saca al poeta, literalmente hablando, hasta el último centavo que pudo ganarse desde el año 2000 hasta la fecha por concepto de derechos de autor.



El propósito de semejante email no es otro que responder adecuadamente a "La crisis de la baja cultura", que tantas ronchas levantó en las esferas del poder en Cuba, y no sólo en aquellas estrechas del ámbito cultural.



Reproduzco, de modo ilustrativo, un solo párrafo:"Y ya que estamos hablando de cobros, aprovecho para recordarte que has cobrado, desde el 2000 hasta la fecha, por concepto de derecho de autor, la cifra de 53 786 pesos, contando lo que cobrarás por la publicación de Letras Cubanas y sin contar tu salario como editor ni lo que has cobrado en eventos y ferias de otras provincias, eso ya sin vender tapitas de litro de leche puerta por puerta, ni cambiar ropa vieja por libras de arroz en las arroceras del fin del mundo, como dices te ocurrió en los ´90. En esa misma etapa Ileana, tu compañera, que trabaja como editora de Ediciones Ávila, publicó 5 títulos: 4 en la editorial donde labora y 1 en Sed de belleza, y ha ganado del 2000 a la fecha, por concepto de derecho de autor, la cifra de 38 394 pesos. Tampoco cuento aquí lo cobrado por ella en otras provincias."



¿Suficiente, no? El caso es que el alto funcionario del Instituto Cubano del Libro se propone barrer con la reputación de Francis, aunque para ello deba echar por la borda su propio sentido de la ética. Pues, ¿que le cuesta, tratándose de un cachorro de fiera castrista?, se preguntarán sin duda algunos exiliados e insiliados de cabeza bien dura, dispuestos siempre a pedir la pena capital...



Un amigo cercano, o ex amigo ahora en el exilio, del mencionado funcionario, confiesa sentirse no muy sorprendido por la citada carta. Me cuenta que Jacomino, que así se apellida el funcionario, era un comecandela, aunque, eso sí, un comencandela con el que se podía hablar de todo y que, a lo más, se quedaba callado ante las gusanadas nuestras de cada día.



Yo también conozco a Jacomino. Nos vimos montones de veces a lo largo de los años; nunca conversamos sobre nada en particular, pero esa especie de costumbre de encontrarlo por aquí y por allá, casi siempre rodeados de amigos comunes, produjo en mi memoria cierta clase de sedimentada simpatía hacia su persona. Recuerdo especialmente, con cierta vaguedad, pues han pasado alrededor de quince años desde entonces, las cosas que le escuché contar acerca de él a mi querida amiga Lourdes del Campo, hoy también en el exilio, creo que en Canadá.



Porque Jacomino era, es, un poeta. Por eso nos conocemos, porque en los años noventa podías ser admitido como amigo aunque fueras un comecandela, es decir, un seguidor del Gobierno, siempre y cuando fueras un poeta; es más, nadie te lo preguntaba, y por lo tanto no tenías por qué declararlo públicamente. Esas eran, como debe de ser, cosas de cada cual.



El caso es que a mi si me sorprendió, y mucho, la carta de Jacomino, que está escrita en un estilo que para nada es el estilo de Jacomino. Podemos decir que, aunque lo haya adoptado como propio por presiones de sus superiores(y no me refiero a Abel Prieto), éste es el inconfundible estilo del castrismo: la bajeza como arma política, el no detenerse ante nada con tal de lograr el verdadero fin de todo: aplastar al adversario.



¿Verdad que suena conocido? ¿Maquiavélico o castrista? Da igual.



Algunos amigos latinoamericanos y ciertos europeos, que no terminan de asombrarse ante el paulatino descubrimiento de quién es verdaderamente ese ex abogado cubano llamado Fidel, me preguntarán por qué los cubanos encontramos en él más influencia del teórico político italiano que del propio Karl Marx. ¿Habré de remitirlos, una vez más, a las Mesas Redondas de la televisión cubana, donde la bajeza es materia cotidiana de la Batalla de Ideas? ¿Es necesario enumerar, otra vez, las infinitas campañas propagandísticas llenas de groserías montadas por el régimen contra opositores pacíficos, ante la mirada(y los oídos) de una ciudadanía que a veces no sabe de quién ni de qué le están hablando? ¿El emblemático caso de Ricardo Boffil y el más reciente de Elizardo Sánchez serían suficientes? ¿No son los CDRs la organización revolucionaria preferida por Fidel, precisamente porque refleja, como un espejo, su alma y su mente trapaleras; una organización que premia, no al más honesto o al más talentoso, sino al más obediente y al más bajo, y que promete a los más fieles, como a ratas, los bienes de aquellos a quienes logren destruir? ¿No ha sido todo esto implementado personalmente por Aquel a quienes algunos ingenuos pretenden todavía situar por encima? ¿Qué tal si recordamos algunos episodios en los que su mano ha quedado al descubierto, cubierta de mierda, como la vez en que reveló alevosamente los términos de un acuerdo alcanzado en privado con su colega mexicano Vicente Fox?



Es un hecho que la bajeza moral del castrismo necesita cada vez menos ser ilustrada aquí en Europa; como las ratas que abandonan el barco que se hunde irremediablemente en el fango de la historia, casi la totalidad de la Izquierda Europea huye del Comandante y su Revolución...Si acaso les queda una extrema izquierda, encabezada por los ETA-batasunos, algunos comunistas sin contacto con la realidad, y esos sonrientes alienígenas verdes que parecen caídos de Marte, y no sólo por su color político.







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